lunes, 22 de marzo de 2010

Hay tanto que ver...


Esa mirada inquieta y de amistosa curiosidad, donde nos reconocemos como el niño que fuimos, que quería saber, ver, comprender..., justifica y da sentido a la experiencia. ¿Qué nos distingue de ellos?


Y sobretodo observar, para aprender a relativizar y no comprar, al menos fácilmente las ideas que nos venden, esos estados de ánimo frente la vida, pret-a-porter, no gracias, yo soy raro, eso no va conmigo.


Y para terminar un sencillo juego, ¿cuánto tiempo respetaremos a los demás, antes de arrastrarlos al gris mediocre del subdesarrollo?. Adivina en la fotografía el medio por el cual llegará occidente a este pueblo.

Quizá deberíamos prestar algo de atención a conservar no solo la biodiversidad del planeta, sino la etnodiversidad... ahí queda eso, puede que no sea más que sentimiento de culpa, ustedes que creen?