Una vez leí en un libro de Reinaldo Arenas, que en el oriente de Cuba llega una época del año donde la sin razón reinante llega a afectar a los cangrejos, y salen de todos lados y empujados por un instinto ciego caminan en oleadas cruzando carreteras, casas, punchando las ruedas de los carros, como cuentan los cubanos, y dando un aire de irrealidad al paisaje que ya les gustaria haber imaginado a los guionistas de perdidos. La realidad siempre supera a la ficción.
Y como no, los crios aprobechan para bromear y reirse de la cara de dos gringos extrañados de ver la carretera llena de cangrejos...