NAMIBIA
23/7/2007 GRAVEL ROADS, ¿PERO TU NO HABIAS MIRADO LOS MAPAS?
Salimos un poco tarde del camping del Lago Ouanob porque el recepcionista llegó a las 8, bajamos hasta Reoboth y nos desayunamos unas salchichas con huevo y un café de lujo por 5€, intentamos llamar a casa, pero no responden.
Se hace tarde son las 9:30, y continuamos por la B1 hasta un cruce y nos despedimos del asfalto, unas primeras rampas nos inquietan, va a ser un día muy largo y 90 km hasta Klein Aub mas los 12 desde el lago son demasiados, nos encomendamos a la Diosa Fortuna, y a que llevamos provisiones suficientes.
El paisaje es monótono, solo al fondo las montañas van cambiando algo, no vemos animales, mientras desayunábamos un señor muy simpático, que quiso ser torero o guitarrista flamenco, nos dice que debemos tener cuidado con los kudus, que saltan por encima de coches, de momento no hemos visto nada de eso, hoy solo unos babuinos y pequeñas ardillas que cruzan corriendo la carretera.
Por estas carreteras se va mas tranquilo, no hay problema con el tráfico, pero cuando pasa un coche comes tierra que no veas, son muy pocos los que aflojan la marcha, las distancias son largas para todos, supongo.
Los primeros 36 km hasta el siguiente cruce se nos hacen un poco largos, vamos continuamente subiendo, y no vamos muy ligeros, la comparación con el día de ayer que rodábamos a 25 km/h y silbando es inevitable.
Nos vemos algo aburridos y la pista con sus piedras y su arena nos mina un poco la moral, el único entretenimiento consiste en buscar el lado bueno de la pista y en no caer en las trampas de arena.
Ya falta poco para el cruce y vemos sobre una loma una cosa cuadrada y roja, Vane recuerda las guaraperas de Cuba… eso aquí está complicado. (Era un camión parado).
La pista nos da un respiro, se nos pierde la vista y ya no queda nada que subir, pica un poco hacia abajo, ponemos el plato y a recuperar un poco, sobretodo de moral. El paisaje ha cambiado, al principio había mas árboles, y unos barranquillos de rocas negras, luego pasamos un tramo largo de arena de tonos rosados muy bonitos.
Pasamos el cruce y tomamos el camino de Klein Aub, pero ya sabemos que con llegar hasta Kobos ya será suficiente por hoy, con 15 km más, para un total de 67. No sabemos muy bien que vamos a encontrar, en la guía no sale, y en el mapa tampoco, solo en el que descargue de Internet.
Lo vemos desde lejos, se ven grupitos de casas y nos esperanzamos. Pasa un coche que se nos acerca y una chica pregunta, ¿A dónde van?. A Kobos, viejita…, su cara al escucharnos me mosquea un poco, me dice que solo hay granjas pero que podremos acampar.
La cosa pintaba mejor desde lejos, llegamos y las casas que vemos mas cercanas a la carretera están hechas astillas, joder!!! No hay nadie, son las 3 de la tarde, hora de parar, así que vamos a dar una vuelta, allí hay una mujer, vamos.
Es una mujer de treinta y largos, le preguntamos si podemos acampar y nos deja pasar a su jardín, (sin una brizna de hierba, pero sin piedras y lo mas importante vallado). También nos da un cubo con agua, fantástico. Me dice que es potable, pero la filtro por si las moscas. Unos 8 litros dan para recuperar el 100% del agua con que rodamos, suficiente para dos días rodando y cocinado (5 litros en las bicis, 6 de reserva, 2 en el camel para la noche).
Montamos la tienda en un suelo durísimo donde no entran las piquetas, y preparamos pasta con tomate y unos choricillos de Kudu, un poco fuertes pero sabrosos, el gas va aguantando pero creo que compraré gasolina de reserva. Con el agua que sobre preparamos un te y nos damos un paseo.
Vane saca fotos de la puesta de sol, es todo un espectáculo aquí.
La señora nos cuenta que su padre murió en 2003, me había fijado en la cruz que estaba caída en el suelo detrás de la casa, con una fecha de 2003. Nos dice que antes vivía en la capital pero volvió para cuidar a su madre. Tienen 60 cabras y 10 ovejas, también algún burro, su casa es de las mejores y se ve bien atendida, su madre prefiere vivir aquí, donde tienen carne y recursos, cada semana se turnan para atender un hijo que estudia en Windhoek, allí hay que pagar por todo, nos dice.
Nos cuenta que no se hace queso, la poca leche de las cabras es para las crias que están naciendo ahora, de hecho hace un rato a parido una, dos cabritos que nuestra anfitriona ha estado vigilando.
Hubo visita durante la tarde, una tía de la mujer con una niña pequeña, (no recuerdo los nombres), llegaron en un carro tirado por un burro.
A 200 metros vive otra familia, la casa es de chapas metálicas y el vallado amenaza con desmantelarse en cualquier momento, a primera vista podría confundirse con un establo, cae la noche y vemos un fuego que tienen encendido. Aquí las noches son frías, no hay luz eléctrica, se alumbran con velas, el sol marca el ritmo, como no idolatrarlo, si hasta nosotros no salimos de la tienda hasta las 7 que dan los primeros rayos.
A descansar, hemos tenido suerte y disfrutamos de una tarde tranquila en la humilde casa de una gente esforzada y sencilla. Me ha contado que la carretera hasta Rietog es buena, pero no tiene idea más hacia el sur, nunca ha ido mas allá, viajar es un lujo que los que se dedican a sobrevivir no se plantean.
P.D.: Durante la noche escuchamos el llanto de los chacales a lo lejos. Los dos cabritos que nacieron a la puesta de sol murieron durante noche, hizo demasiado frío, así son las cosas aquí.